ISSN: 1983-6007 N° da Revista: 19 Janeiro à Abril de 2013
 
   
 
   
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Nuevas formaciones del superyó en el contexto de la racionalidad neoliberal a partir del caso de la "Psicología Positiva": felicidad, potenciamiento y resiliência

New formations of the superego in the context of neoliberal rationality from the case of "Positive Psychology": happiness, empowerment and resilience

 

 
     
 

Prof. Dr. Rodrigo De La Fabián
Facultad de Psicología, Universidad Diego Portales, Santiago-Chile
E-mail: rodrigo.delafabian@udp.cl

 


Resumo: Este artículo tiene por objetivo describir y analizar las formaciones contemporáneas del superyó a la luz del caso de la Psicología Positiva. En primer lugar, el artículo sostiene la hipótesis de que esta sub-disciplina sería un discurso y una tecnología que operaría bajo la lógica de la gubernamentalidad neoliberal. Esto implica pensar que ella produce formas discursivas de legitimación y tecnologías prácticas para que los individuos participen activamente en sus procesos de construirse como sujetos neoliberales. Siguiendo a Foucault y a Lacan, el artículo sostiene que una de las características centrales del superyó contemporáneo es hacer que sus mandatos pasen inadvertidos para los individuos, ya que en lugar de actuar por medio de la coacción, operaría por medio de la seducción y del imperativo al goce. En este contexto el análisis de la Psicología Positiva permite restituirle el componente propiamente superyóico al mandato contemporáneo a la felicidad, el cual se declina de dos maneras: el imperativo a la felicidad a través del potenciamiento ilimitado; el mandato a la capitalización del sufrimiento por medio de la resiliencia.

Palavras-chave: Superyó neoliberal, felicidad, Psicología Positiva, potenciamiento, resiliencia.

Abstract: This paper aims to describe and analyze contemporary superego formations in the light of the case of Positive Psychology. In the first place, the article analyses this sub-discipline as a new technology that would operate under the logic of neoliberal governmentality. This means that Positive Psychology would produce discursive formations of legitimation, and practical technologies that enable individuals to actively participate in their processes of becoming neoliberal subjects. Following Foucault and Lacan, the article argues that one of the central characteristic of contemporary superego‟s mandates is that they act upon individuals without being noticed by them. The reason for this would be that contemporary superego doesn‟t operate any more through coactions, but through seduction and the imperative of enjoyment. In this context the analysis of Positive Psychology allows us to restore the superegoic component of contemporary mandate to happiness, which is declined in two ways: the imperative of pursuing happiness through unlimited enhancement, and the mandate of capitalizing suffering through resilience.

Keywords: Neoliberal superego, happiness, Positive Psychology, enhancement, resilience.

 
 

Nuevas formaciones del superyó en el contexto de la racionalidad neoliberal a partir del caso de la "Psicología Positiva": felicidad, potenciamiento y resiliencia1

1. Introducción


En términos de Michel Foucault las estrategias de gobierno liberales y muy particularmente las neoliberales, se caracterizan por actuar a distancia de los individuos (MILLER & ROSE, 2008), acondicionando un entorno cultural, social y económico –milieu (FOUCAULT, 1977-1978/2009, pp. 40-41) - que favorece la posibilidad de que los sujetos adopten "espontáneamente" ciertas formas de ser, de pensarse a sí mismos y a los otros, de vivir y valorar su cotidianeidad, así como sus proyectos futuros. Esto implica una ética del sí mismo que prescribe la "[…] autonomía, responsabilidad y la libertad/obligación de los individuos a hacer elecciones activas para sí mismos […]" (DU GAY, 2000. La traducción es mía.) La única restricción a la libertad parece ser la libertad como tal, ya que se está obligado a ponerla en acto de manera permanente (ROSE, 1999: 87). Dicho en clave psicoanalítica, podríamos decir que una de las características centrales de las formaciones superyóicas contemporáneas sería que sus mandatos se tornan invisibles, ya que ellos no actúan por medio de la cocción, sino de la seducción de la libertad, de modo que los individuos sientan que eligen espontáneamente aquello que siempre debieron escoger.

Lacan trabajó las transformaciones del superyó contemporáneo en dos momentos de su obra, los cuales tan sólo delinearemos a continuación. Primero a partir del seminario sobre La Relación de Objeto (LACAN, 1956-1957 / 1996) cuando identifica al superyó con la figura seductora del diablo de la novela de Jacques Cazotte "El Diablo Enamorado". La principal característica de este personaje es que en lugar de imponerse por medio de máximas éticas, de un deber ser, va a operar mediante la seductora pregunta Che vuoi? – ¿Qué deseas? En estricta consonancia con lo que afirma Foucault, las formas de gobierno liberales y neoliberales, tanto a nivel macro –el Estado, por ejemplo- pero también micro –como cada quien gobierna su vida- opera gestionando el interés de las personas (FOUCAULT, 1978-1979 / 2004, p. 47). Al respecto Foucault escribe:
1Este artículo está basado en la conferencia: "De la terapia al potenciamiento; de lo normal a lo extraordinario. Una revisión crítica de los saberes "Psi" en el contexto de la racionalidad neoliberal, a partir del caso de la "Psicología Positiva", cuyos autores son: Dr. Rodrigo De La Fabián y Dr. Antonio Stecher. La conferencia fue presentada en el VI Congreso Internacional de Psicopatología Fundamental y XII Congreso Brasilero de Psicopatología Fundamental: Pathos y Salud; 4-7 de septiembre de 2014, Belo Horizonte, MG, Brasil.

efecto, ¿qué era el soberano para los juristas, no sólo los juristas medievales sino también los teóricos del derecho natural, tanto para Hobbes como para Rousseau? El soberano era la persona capaz de decir no al deseo de cualquier individuo; el problema consistía en saber de qué manera ese "no" opuesto al deseo de los individuos podía ser legítimo y fundarse sobre la voluntad misma de éstos. […] Ahora bien, a través del pensamiento económico y político de los fisiócratas vemos formarse una idea muy distinta. […] El problema [para la racionalidad liberal] es saber cómo decir sí, cómo decir sí a ese deseo. (FOUCAULT, 1977-1978/2009, p. 97)

Pero, es importante recalcar que este sí en ningún caso debe confundirse con la autonomía de los individuos. Por el contrario, este sí se da en el contexto del desarrollo de una serie de saberes y tecnologías "Psi" (ROSE, 1998) que permiten, a la vez, el despliegue del deseo individual y su gestión colectiva. Un ejemplo emblemático de esta forma de poder que se sirve y promueve la libertad individual lo representa el condicionamiento operante desarrollado por Skinner (FOUCAULT, 1978-1979 / 2004, pp. 273-74). Puesto que se trata de intervenir el medio de un ser vivo, instalando refuerzos estratégicamente dispuestos, de tal manera de llevarlo a que adopte determinadas conductas por "decisión propia".

En este mismo sentido, el análisis de Lacan que vincula al superyó ya no con la coacción sino con la seducción, alcanzará su punto más álgido cuando en el seminario acerca de La Transferencia, trabaje el pasaje del superyó griego al cristiano. Para tal efecto, Lacan va a contrastar la posición de Antígona con la de la heroína del drama de Paul Claudel, L'otage –El rehén-, Sygne de Coûfontaine. Más específicamente se trata del papel superyóico que juega el cura Badilon en dicha tragedia, el cual sin ninguna clase de coacción, como una suerte de Skinner con sotana, simplemente gestionado el amor que Sygne siente por Dios, la va a empujar a realizar de manera "voluntaria", el sacrificio máximo: casarse con el verdugo que, durante la Revolución Francesa, ejecutó a su aristocrática familia y de este modo salvar al Papa que ha sido tomado rehén. Al respecto Lacan escribe: "Seguramente, el santo Badilon no le impone […] ningún deber. Él va más lejos. En efecto no es a su fuerza que él interpela, dice él, […] sino a su debilidad." (LACAN, 1960-1961 / 2001, p. 327. La traducción es mía.)

Es decir, en consonancia con la hipótesis de Foucault, el superyó contemporáneo no impone, sino que actúa de manera indirecta sobre los individuos, generando las condiciones para que participen activamente en el proceso de sujeción.

Pero, en segundo lugar, Lacan va a trabajar la constitución del superyó contemporáneo más tardíamente en su obra cuando lo identifique como un imperativo al goce (LACAN, 1971/2007, p. 178). Es decir, el superyó más que prohibir –como en la lógica Freudiana- operaría como un elemento fantasmático cuya principal misión es la de suturar la fractura que marca la imposibilidad de la relación sexual, habilitando un horizonte de goce sin reservas.

Más específicamente, el superyó capitalista transformaría la imposibilidad del goce perfecto en mera impotencia2.
Es en este contexto que el presente artículo pretende hacer un aporte en el análisis de las formaciones superyóicas contemporáneas. La principal hipótesis es que los nuevos discursos acerca de la felicidad, y la Psicología Positiva en particular, serían una estrategia de gobierno que construye un conjunto híbrido de instrumentos, técnicas, saberes y espacios estructurados por una racionalidad práctica (ROSE, 1996) orientados a que los individuos devengan sujetos neoliberales (BINKLEY, 2011a, b, 2014). Más específicamente, la hipótesis es que la Psicología Positiva operaría como una "bisagra" entre la dimensión objetiva del poder de sujeción del modelo neoliberal y los procesos de subjetivación cotidianos, habilitando un milieu que favorece la adopción de ciertas formas de vida, que podríamos comprender como propias de dicho modelo político y económico.

En efecto, hay un hecho relevante para comprender el éxito de la Psicología Positiva para ocupar este lugar de mediación: difícilmente puede haber un significante más eficaz que el de "felicidad" para construir un artificio ideológico que haga desaparecer la tensión entre ley y deseo individual. Es decir, si el Amo quiere mi felicidad, ya no es más Amo, sino un par que quiere lo mismo que yo. En este sentido, podríamos entender que la "felicidad" opera como un significante vacío –sin significado-, pero que organiza todos los significados de estos discursos, y cuya función principal consiste en la producción de un fantasma igualitario, propio de los juegos "victoria-victoria", donde las contradicciones desaparecen y todos pueden ganar por igual. Para ser aún más precisos, el significante "felicidad" opera como un puente entre la dimensión objetiva del poder –"lo que debes ser"- y la dimensión subjetiva –"lo que quiero ser". Por lo tanto, el mandato a ser feliz, en su estricta coincidencia fantasmática entre el deber y el querer, hace desaparecer el componente coactivo del superyó y por esto es una formación propiamente neoliberal. Tal como afirma Read (2009), el neoliberalismo promete superar las contracciones del capitalismo que Marx denunció, sin alterar las relaciones sociales a los medios de producción, sino modificando la manera subjetiva que tenemos de relacionarnos a ellos. Ya que si el capitalista quiere la felicidad del trabajador, la contradicción ha desaparecido y por ende, ¿qué sentido puede tener la lucha de clases?

En este contexto, el objetivo de este artículo es restituirle el componente propiamente superyóico a esta "dicta-blanda"3 de la felicidad. Por el contrario, lo que no pretende hacer

2 A propósito de la dialéctica entre impotencia e imposibilidad, ver: LACAN, 1969-1970 / 1991, pp. 191-223.

este artículo –pero que sin duda son tareas que restan por hacer- es, por una parte, realizar una crítica desde el psicoanálisis a estos discursos y, en segundo lugar, analizar cómo esta cultura de la euforia se vincula con formas contemporáneas del sufrimiento.

2. Felicidad y superyó: "Ocúpate de ser feliz y todo lo demás llegará por añadidura".
Si bien la pregunta por la felicidad ha estado presente en la reflexión política y moral de occidente de manera permanente, recién en la Ilustración ella adquiere su forma moderna (McMAHON, 2006). Es en este momento histórico en que deja de ser entendida como una virtud o como una meta posible de ser alcanzada en el más allá, para pasar a ser un aspiración terrenal fundamental de lo social e individual.

En el marco de este vasto contexto histórico, en la última década hemos asistido a una inusitada proliferación de nuevos discursos acerca de la felicidad. En efecto, podemos apreciar este fenómeno en campos aparentemente heterogéneos como los son la economía, el diseño de las políticas públicas, la psicología clínica y organizacional, la literatura de autoayuda, entre otras.

El primer hito del surgimiento de estos nuevos discursos acerca de la felicidad data de 1972 (URA; ALKIRE; ZANGMO & WANGDI, 2012), año en el cual el Rey de Bután decide no medir más el desarrollo de su nación por medio del PIB (Producto Interno Bruto), sino por medio del FIB (Felicidad Interna Bruta). Pero, no va a ser sino hasta fines de los años 90 y sobre todo durante los años 2000 que esta nueva relación a la felicidad va a consolidarse.

Por ejemplo, en la actualidad el Reino Unido, Francia, Italia, entre otros países, cuentan con mediciones periódicas de su "Happiness Index" (UNITED NATIONS, 2012). Por otra parte, existen también encuestas a escala internacional, tales como: la iniciativa de la OCDE "Better Life Initiative" (OCDE, 2011); el Informe Mundial de la Felicidad, realizado por la Universidad de Columbia (HELLIWELL, LAYARD & SACHS, 2012); y, finalmente, el 2012 la proclamación por la ONU del 20 de marzo como el día mundial de la felicidad.

Es en este contexto que a fines de los años 90, el Psicólogo, Profesor de la Universidad de Pennsylvania y ex-Presidente de la APA, Martin Seligman, va a fundar la denominada Psicología Positiva. Esta sub-disciplina va a tener una gran acogida y una rápida expansión tanto en los ámbitos académicos, clínicos, organizacionales y pedagógicos. Por ejemplo, hoy en día las universidades de Harvard, Pennsylvania y de East London, entre otras, cuentan con

3 Este es un neologismo acuñado por el dictador chileno Augusto Pinochet, quien afirmaba que su gobierno no era una "dicta-dura", sino una "dicta-blanda".

programas en el área de la Psicología Positiva. Además, en los últimos años el Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU ha entregado cerca de USD 226.000.000 para investigar en esta área (RUARK, 2009).
De manera sucinta, podemos decir que el discurso de la Psicología Positiva va a desarrollarse a partir del siguiente diagnóstico: si bien la búsqueda de la felicidad ha sido el objetivo principal del ser humano, hasta el día de hoy nunca la hemos podido medir ni menos producir directamente. Por ejemplo, si alguien quería ser feliz, se le aconsejaba llevar una vida saludable o ganar más dinero, etc. Del mismo modo, si un gobernante se proponía aumentar la felicidad de la población, muy probablemente se concentraba en mejorar distintos índices ligados a la prosperidad económica, como son el PIB o el Ingreso per Cápita.

Es frente a este diagnóstico que la Psicología Positiva va a irrumpir sosteniendo que, en realidad, hemos estado engañados por siglos al suponer que podíamos explicar la felicidad de las personas por medio de factores indirectos. Dicho de otro modo, ni la vida saludable, ni la prosperidad económica, ni ningún otro factor externo, darían cuenta a cabalidad de la felicidad de las personas. Por lo tanto, la Psicología Positiva se va definir como una sub-disciplina pionera, ya que ella, por primera vez en la historia, nos entregaría las herramientas, científicamente validadas, para medir y potenciar la felicidad de las personas de manera directa.

Podemos apreciar este giro inaugural de la Psicología Positiva en un pequeño texto que está en el Primer Barómetro de la Felicidad en Chile, del Instituto de la Felicidad Coca-Cola, donde el psicólogo chileno Claudio Ibáñez (Socio Principal y Director Ejecutivo del Instituto Chileno de Psicología Positiva, Enhancing People S.A.) afirma que:

Una de las creencias más extendidas es que la felicidad es un resultado, es decir, un estado emocional que se produce cuando alcanzamos algo (como un título profesional), ejecutamos un determinado comportamiento (como ir al cine) o cuando nos ocurre un acontecimiento positivo (como el nacimiento de un hijo). Si bien esto es cierto, lo que se desconocía es que existe una poderosa relación inversa: que la felicidad conduce a los buenos resultados. Uno de los grandes hallazgos de la Psicología Positiva ha sido descubrir que las personas más felices viven más, gozan de mejor salud, son más productivas, obtienen mejores resultados, disfrutan mejores relaciones y son más generosas. Este descubrimiento […] se puede expresar de la siguiente manera: ocúpate de ser feliz y todo lo demás vendrá por añadidura. (IBÁÑEZ, 2011)

El giro inaugural que nos propone la Psicología Positiva se condensa en la última frase de la cita: ocúpate de ser feliz y todo lo demás vendrá por añadidura. Este verdadero imperativo moral neoliberal, implica dos cosas: por una parte, las personas felices están en condiciones de ser más felices. Es decir, tal como lo afirma el sociólogo norteamericano Sam
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Binkley (2011a, b, 2014), la felicidad es a la vez un medio y un fin. Pero, por otra parte, el imperativo implica que la felicidad, además de auto-reproducirse, tiene la capacidad de potenciar los aspectos más valorados de la vida, como lo son la salud, el trabajo, el amor, etc. Esta es la poderosa relación inversa que la Psicología Positiva habría descubierto y que podemos resumir del modo siguiente: no hay que buscar "x" (dinero, salud, etc.) para ser feliz, sino buscar ser feliz para tener más "x".

Este cambio de perspectiva en relación a la felicidad va a asociarse a una crítica de la Psicología Positiva a la psicología en general. Encontramos los primeros indicios de este cuestionamiento cuando, en 1998, Seligman asume como presidente de la APA y, en su conferencia inaugural, deja en claro que durante su mandato, en lugar de acentuar la investigación en psicopatología, iba a alentar el estudio de las fortalezas humanas, como el optimismo, el coraje y la perseverancia (RUARK, 2009).
Consecuentemente, en un artículo del año 2000 Seligman y Csikszentmihalyi van a reivindicar el hecho de que la Psicología Positiva tendría por objetivo recuperar una vocación de la psicología que estaba en sus orígenes, pero que ésta habría olvidado luego de la Segunda Guerra Mundial. Antes de este evento histórico, dice Seligman, la psicología tenía tres misiones diversas: curar las enfermedades mentales, hacer la vida de las personas más productiva y plena, e identificar y fortalecer los talentos sobresalientes. Sin embargo, luego de la guerra, la necesidad de tratar a los excombatientes habría determinado que la psicología se redujera a la curación y el tratamiento de patologías mentales. Por lo tanto, la psicología se habría convertido en victimología, dejando de lado la preocupación por aquello que hace florecer a las personas y quedando presa de lo que Maddux (2008) identificó como una "ideología de la enfermedad‟. Consecuentemente, el objetivo de la psicología positiva es: "[…] el estudio científico de las fortalezas y virtudes que habilitan a los individuos y a las comunidades a florecer." (UNIVERSITY OF PENNSYLVANIA, 2007. La traducción es mía.)

En efecto, para Seligman la antigua noción de terapia ha perdido sentido. Al respecto escribe:
Como terapeuta, de vez en cuando yo he ayudado a algún paciente a deshacerse de su rabia, ansiedad y tristeza. Yo pensaba que en ese momento iba a obtener un paciente feliz. Pero nunca lo obtenía. Lo que obtenía era un paciente vacío. Y esto es porque las habilidades para florecer (…) son algo más y por sobre las habilidades para minimizar el sufrimiento. (SELIGMAN, 2013, p 54. La traducción es mía.)

Es decir, el ideal de normalidad va a transformarse en un lugar vacío o si se quiere, en un piso mínimo a partir del cual la verdadera felicidad podría desarrollarse por medio de distintos ejercicios que las personas pueden aprender a hacer durante su vida cotidiana. Dicho de otro modo, la Psicología Positiva no busca curar, sino potenciar.

A propósito de la distinción entre terapia y potenciamiento, existe un documento inaugural del 2003 que aborda este hecho en relación al uso de las nuevas biotecnologías. Se trata de un informe realizado por el Consejo del Presidente de los EE.UU. en Bioética titulado Beyond Therapy: biotechnology and the pursuit of happiness -Más allá de la terapia: biotecnología y la búsqueda de la felicidad-, en el cual se distingue entre terapia y potenciamiento del modo siguiente: ""Terapia‟ […] es el uso del poder biotecnológico para tratar individuos con enfermedades, discapacidades, conocidas, en un esfuerzo para recuperarlos hasta un estado normal de salud […]. El "potenciamiento‟ –enhancement-, por el contrario, es el uso dirigido del poder biotecnológico para alterar, por medio de una intervención directa, no el desarrollo de una enfermedad sino el trabajo "normal‟ del cuerpo y de la psiquis humana, para mejorar sus capacidades innatas y sus performances." (PRESIDENT'S COUNCIL ON BIOETHICS, U.S., 2003, p. 13. La traducción es mía.)

Es decir, si la terapia se mueve en el eje normal-anormal, el potenciamiento se desplaza hacia el eje normal-extraordinario. En este informe se define esta aspiración contemporánea por lo extraordinario como un deseo "[…] por más, por lo mejor, por lo ilimitado o aunque sea por lo simplemente distinto- que no se verá satisfecho con el promedio, ni tampoco tomará su sentido de la distinción entre lo normal y lo anormal, o incluso entre lo saludable y más-que-saludable." (PRESIDENT'S COUNCIL ON BIOETHICS, U.S., 2003, p. 17. La traducción es mía.)

De este modo, la noción de potenciamiento arrasa con el ideal aristotélico de la virtud como justo término medio. Ese punto de equilibrio perfecto, entre el exceso y el defecto, que para una larga tradición ética occidental era lo moralmente deseable, ya no lo es más y se ha transformado, recordémoslo, en un lugar vacío.

Volviendo a la Psicología Positiva, Seligman (2013) se sirve de un libro del sociólogo Charles Murray (2003) llamado "Human accomplishement" –Logro humano- para explicar lo que podríamos identificar como el rango de acción de esta sub-disciplina. Dicho sociólogo muestra que (MURRAY, 2003, pp. 87-107) si bien la campana de Gauss permite explicar la distribución de muchas variables humanas, como la belleza o la estatura, fracasa cuando se trata de describir la diferencia entre los logros considerables –considerable accomplishments- y los logros extraordinarios –extraordinary accomplishment (SELIGMAN, 2013, p. 118).

Murray, por ejemplo, estudia la performance de los golfistas profesionales (MURRAY, 2003, p. 99), es decir, de sujetos que tienen una performance considerable. Y, lo que encuentra, es que en promedio ellos ganan entre cero y un torneo a lo largo de su carrera. Sin embargo hay tan sólo cuatro golfistas profesionales que, en la historia del deporte, han tenido un rendimiento extraordinario ganando treinta o más torneos. Por lo tanto, la distribución que explica los logros extraordinarios no es aditiva, como la curva de Gauss, sino que se trata de una distribución logarítmica o exponencial.
Murray muestra que esta distribución se repite en campos tan heterogéneos como la astronomía, la música o la matemática, entre otros, donde la mayoría o no tiene logros o tiene logros considerables, pero unos pocos se escapan exponencialmente y tienen logros extraordinarios.

En efecto, la noción de felicidad y, por lo tanto, el objeto de estudio e intervención de la psicología positiva se sitúa en este horizonte ilimitado y exponencialmente acelerado del potenciamiento humano. Al respecto Seligman & Csikszentmihalyi (2000) escriben:

Es útil distinguir las experiencias positivas que son placenteras –pleasurable- de aquellas que son gozosas –enjoyable-. El placer -pleasure- es el sentimiento positivo que se produce por satisfacer necesidades homeostáticas como el hambre, el sexo, y el confort corporal. El goce -enjoyment-, por otra parte, se refiere a sentimientos positivos que las personas experimentan cuando rompen los límites de la homeostasis –cuando hacen algo que los impulsa más allá de lo que eran -when they do something that stretches them beyond what they were- en un evento atlético, en una performance artística, en una buena acción, en una conversación estimulante. El goce –enjoyment-, más que el placer, es lo que conlleva al crecimiento personal y a una felicidad duradera.

Por lo tanto, la felicidad que la Psicología Positiva persigue se sitúa más allá del placer, más allá del justo término medio homeostático, en un goce que implica y supone una transformación del individuo. O mejor dicho, se trata del goce propio de un sujeto elástico –stretch- capaz de transformarse y de alguna manera conservarse en ese cambio.

Detengámonos un momento para analizar esta particular noción de goce y de sujeto.
Una de las influencias teóricas más importantes de esta sub-disciplina es el cognitivismo. De este modo, Seligman identifica a Aaron Beck como "un gran libertador" (SELIGMAN, 2003, p. 102). En efecto para Seligman, Beck nos habría liberado de lo que él identifica como una antropología psicoanalítica del ser humano, en particular de la dependencia respecto a nuestro pasado.
Al respecto escribe:

Esto implica que carece de valor el dictamen de Freud y sus seguidores de que los sucesos de la infancia determinan el desarrollo de la vida adulta. Hago hincapié en todo ello pues considero que muchos de mis lectores están demasiado amargados por su pasado y se muestran demasiado pasivos respecto al futuro porque creen que los sucesos adversos de su historia personal los han marcado para siempre. Esta actitud conforma también la infraestructura filosófica que subyace al victimismo que ha recorrido los EE.UU. desde los gloriosos comienzos del movimiento de los derechos civiles y que amenaza con superar al individualismo fuerte y al sentido de responsabilidad individual que solía ser el distintivo de la nación. El mero hecho de conocer estos hechos sorprendentes, es decir, que en realidad los primeros sucesos del pasado ejercen poca o ninguna influencia en la vida adulta, resulta liberador […]. Por consiguiente, si usted se cuenta entre quienes consideran que su pasado lo conduce a un futuro infeliz, tiene motivos más que suficientes para desechar la idea. (SELIGMAn, 2003, p. 101).
Esta cita, en la cual se mezcla una sentida nostalgia política por el tradicional individualismo norteamericano, con ciertas hipótesis antropológicas, nos muestra la deuda de Seligman con el cognitivismo. Se trata de reivindicar el hecho de que nuestras emociones cotidianas, así como nuestra relación con el pasado y el futuro, son consecuencia de patrones cognitivos de interpretación de la realidad por entero modificables. Para poner un ejemplo clásico de Beck, para este autor, recordémoslo, la depresión era un patrón cognitivo que tendía a seleccionar y resaltar los momentos negativos de la vida en detrimento de los positivos. Por lo tanto, si se modificaba dicho patrón, por decirlo de algún modo, los malos eventos como tales desaparecían. Desde esta perspectiva, la hipótesis psicoanalítica que supone que nuestro presente y futuro en parte dependen de experiencias infantiles no elegidas, no sería más que la señal de un sujeto pusilánime y decadente, incapaz de asumir, con el coraje propio del auténtico individualismo norteamericano, la responsabilidad que le cabe en la producción de su felicidad.

Podemos apreciar la radicalidad de esta posición en la siguiente cita de Seligman:
"Tanto la divorciada cuyo único pensamiento sobre su ex-marido se encuentra focalizado en la traición y la mentira, como el palestino cuyo cavilar sobre su lugar de nacimiento se halla centrado en la ofensa y el odio, son ejemplos de amargura. Los pensamientos negativos intensos frecuentes sobre el pasado son la materia prima que bloquea las emociones de felicidad y satisfacción, y tales pensamientos impiden la serenidad y la paz." (SELIGMAN, 2003, p. 111).

Por lo tanto, ni la violencia intra-marital, ni la violencia política son escusas para no ser feliz. En este mismo sentido, Bohem & Lyubomirsky (2009) van a cuantificar los factores que explican la felicidad individual del modo siguiente: un rango fijo genético, que incide en un 50%; factores circunstanciales –tales como la salud, el amor o el dinero- no inciden más que un 10%; y, el más relevante para esta perspectiva, factores que dependen de la voluntad, que incidirían en un nada despreciable 40%.

Consecuentemente los individuos, por medio de ejercicios auto-aplicados, son llamados a modificar su interpretación del mundo y, de este modo, aumentar su felicidad. Algunos ejemplos de técnicas cuya eficacia estaría científicamente probada son: La visita de gratitud, la cual consiste en escribirle una carta de gratitud a un ser querido y luego leérsela cara a cara. O, el ejercicio llamado Lo que estuvo bien, también conocido como Las 3 bendiciones, el cual consiste en anotar todas las noches antes de dormirse 3 eventos que durante el día habrían salido bien.

Se puede resumir la relación que los individuos tienen con el proceso de su transformación y el potenciamiento de su felicidad con la siguiente sentencia, extraída del curso a distancia "La decisión de ser feliz", distribuido por el periódico chileno La Tercera: "¿Qué quieres hacer?, ¿ser feliz o seguir esperando que alguien o alguna circunstancia te haga feliz? Si esperas eso, la ciencia te asegura que serás infeliz. Es hora de cambiar y tomar tu felicidad en tus propias manos." (CASTRO, 2013)

Es decir, el sujeto habilitado por la Psicología Positiva sería una declinación de lo que Foucault, a fines de los 70, caracterizó como la subjetividad neoliberal por excelencia: "el empresario de sí". Recordemos cómo, en El Nacimiento de la Biopolítica, Foucault describe al nuevo sujeto neoliberal: "[…] es un empresario de sí […] siendo para sí mismo su propio capital, siendo para sí mismo su propio productor, siendo para sí mismo la fuente de sus ganancias […] [produciendo] su propia satisfacción." (FOUCAULT, 2004, p.232. La traducción es mía.)

El empresario de sí, revisitado por la Psicología Positiva, sería un sujeto que ya no puede responsabilizar a terceros –como la sociedad, el Estado o sus traumas infantiles- por su padecer. Para él su felicidad ha sido reducida a un capital que está en sus manos producir y luego invertir adecuadamente.

Al respecto, Biswas-Diener y Dean (2007) escriben:
La felicidad es un líquido, de la misma manera en que los instrumentos monetarios, como las acciones, son líquidos. (…) Es un tipo de moneda emocional que puede ser gastada, como el dinero, en los aspectos de su vida que usted verdaderamente valora, como la salud, las relaciones y el éxito en el trabajo. (La traducción es mía.)

La pregunta que me gustaría hacer, y que será central en lo que sigue, es la siguiente: Si la felicidad es el efecto de una transformación identitaria, ¿quién goza? ¿Quién es el testigo que, subsistiendo a los cambios, es capaz de gozar de la transformación?

3. De la resiliencia y la rentabilización de la desgracia: "Vulnerable, pero invencible4."
Hasta aquí nos hemos centrado en la noción de felicidad de la Psicología Positiva. Sin embargo es importante recalcar una evolución en el pensamiento de Seligman. Si su primer libro a este respecto, publicado el 2002 y denominado La auténtica felicidad (SELIGMAN, 2003), se centra fundamentalmente en la cuestión de la felicidad, en cambio su segundo libro, publicado el 2011 y llamado Flourish –Florecer- (SELIGMAN, 2013), va centrarse sobre todo en la noción de bienestar. La diferencia es, en términos del autor, que la felicidad sólo toma en consideración elementos subjetivos, mientras que el bienestar también incorpora factores objetivos. Es en esta reorientación del campo de estudio, que la noción de resiliencia va a pasar a ser central en la obra de Seligman.

Sin embargo, nuevamente este hecho no es una excepción, ya que al igual como pasa con los discursos acerca de la felicidad, hoy en día existe un auge de la noción de resiliencia en ámbitos tan heterogéneos como la urbanística, la seguridad nacional, la economía y la salud. Por ejemplo, las Estrategia Nacionales de Seguridad de los EE.UU. (US GOVERNMENT, 2007) y del Reino Unido (UK GOVERNMENT, 2008), hacen un fuerte hincapié en la necesidad de generar resiliencia, tanto a nivel de la población como de la infraestructura. De hecho el propio Seligman lidera un programa orientado a todos los militares y sus familias, que busca desarrollar la resiliencia en ellos. El programa se llama Comprehensive, Soldier and Family Fitness" (CSF2) (US ARMY, 2014a)

Según Mark Neocleus (2013), la expansión de este concepto sería el efecto de un nuevo imaginario neoliberal post atentado de las Torres Gemelas. Dicho imaginario

4 La expresión "Vulnerable, pero invencible", fue extraída del título de un libro muy conocido sobre la resiliencia: Vulnerable, but invincible: A longitudinal study of resilient children and youth. (WERNER & SMITH, 1982).
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consistiría en el imperativo de estar preparado para lo peor –incluyendo los peligros que ni siquiera podemos concebir.
Frente a esta potencial catástrofe que se perfila en el futuro el subjetivismo cognitivista que reduce todo a una interpretación del mundo, se revelará insuficiente. Es justamente esta brecha la que la resiliencia viene a cubrir. En efecto, esta noción se ha vuelto una suerte de fórmula mágica que permite ser aplicada como una estrategia defensiva a prácticamente cualquier situación, desde la eventualidad de un cataclismo natural, una guerra, una debacle económica, hasta la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, o el estrés laboral…. Todo.

Según la definición que encontramos en la página del ejército e los EE.UU., la resiliencia sería: "La habilidad mental, física, emocional, y comportamental para enfrentar y superar la adversidad, adaptarse al cambio, aprender y crecer con las experiencias negativas […]." (US ARMY, 2014b. La traducción en mía.)

Por lo tanto, ya no se trata de evitar que ocurran los horrores, sino de restarles a estos eventos su capacidad de horrorizar. Dicho de otra manera, la función de la sociedad o del Estado, ya no es exclusivamente la de impedir que las catástrofes sucedan, lo que luego del 9/11 parece ser imposible, sino el de darle la oportunidad y las herramientas a los individuos para transformar los hechos funestos en oportunidades para crecer psicológicamente, lo que Seligman (2013, p. 159) denomina: Post-Traumatic Growth (PTG) –Crecimiento Post-Traumático. Consecuentemente, según el mismo autor, el CSF2 "[…] incrementará el número de soldados que crecerán psicológicamente a partir del crisol del combate." (SELIGMAN, 2013, p. 128. La traducción es mía.) La prueba a la cual recurre Seligman para demostrar que el PTG sería una realidad, es un estudio realizado a 1700 personas, el que evidencia que mientras más experiencias nefastas habían tenido durante la vida, más fuertes eran. Al respecto Seligman escribe: "(…) individuos que han tenido tres [experiencias nefastas]-violación, tortura, y haber sido mantenido prisioneros por ejemplo- eran más fuertes que los que habían tenido sólo dos." (SELIGMAN, 2013, p. 160. La traducción es mía.) ¿Qué clase de sujeto perfila la noción de resiliencia?

En su genealogía de la noción de resiliencia vinculada al neoliberalismo, Walker & Cooper (2011) muestran que dicho concepto proviene, en parte, del campo de la ecología de

los años 70 e implica la superación del modelo del equilibrio homeostático. Al respecto escriben:

La resiliencia "[…] representa la desestabilización de la noción de "equilibrio‟ como el núcleo del concepto de ecosistema y como el fin normal de la trayectoria del ecosistema, y el comienzo de una transformación mayor entre los ecologistas que se aleja de la noción de que existiría un "balance de la naturaleza‟ al cual la vida retornaría si eventualmente se le permite auto-repararse" (WALKER&COOPER, 2011. La traducción es mía.)

O, en términos del ecólogo Crawford Stanley Holling, la resiliencia: "(…) determina la persistencia de relaciones en un sistema y es una medida de la habilidad de estos sistemas para absorber los cambios (…) y aún persistir -and still persist. (HOLLING, 1973. La traducción es mía.) A diferencia de la concepción ecológica tradicional que suponía que la sobrevivencia de un sistema dependía de que se mantuvieran estables ciertos parámetros –modelo homeostático- Holling sostiene exactamente lo inverso: un sistema que no se ve expuesto a variaciones más allá de sus parámetros regulatorios tiende a extinguirse en el tiempo, pues se hace muy vulnerable al cambio. Lo interesante de este giro es que supone una modificación en la noción de identidad, de eso que nombra al sistema. En efecto, la idea de que un ecosistema permanece luego de haber sido expuesto a transformaciones que rompen su equilibrio no puede ser sostenida por la antigua ecología: si la identidad del sistema es resguardada por el equilibrio, lo que surge luego de una transformación por sobre los niveles regulatorios simplemente no puede considerarse como siendo lo mismo. Dicho inversamente, sólo en la medida en que la identidad deja de depender de la homeostasis de un sistema se puede concebir que eso perdure más allá de su ruptura. ¿Qué es eso que persiste?

Recordemos que esta pregunta ya la habíamos formulado a propósito de la noción de goce ligada a la transformación identitaria. En particular, me interesa recuperar la idea de sujeto elástico –stretch. En efecto, el término de resiliencia, antes de ser usado en el sentido moderno, denominaba la elasticidad de ciertos materiales que, una vez modificados, tenían la capacidad de restablecer su forma original. Seligman caracteriza a la resiliencia como una elasticidad que permite a los individuos "rebotar hacia atrás" -bounce back (SELIGMAN, 2013, p. 128). Pero sabemos que la resiliencia no es sólo un movimiento que permite retornar a lo que se era antes del trauma, sino que, además, este concepto implica una transformación y

una capitalización: se es más fuerte de lo que se era antes del trauma. Del mismo modo, el sujeto impelido al potenciamiento es llamado transformarse permanentemente y, podríamos decir, su identidad no sólo no se debilita a través de los cambios, sino que se fortalece.

El goce del soldado que recuerda la guerra como los mejores días de su vida, el goce de aquel que ha tomado la cuestión de su felicidad en sus manos y ha comenzado a transformarse, remite a un punto común. Se trata de una muy particular relación entre cambio y conservación, o mejor dicho, se trata de algo que sólo se puede conservar por medio de su transformación. Así como un sistema ecológico se conserva mejor al exponerse a cambios radicales, del mismo modo el sujeto de la Psicología Positiva fortalece su identidad, sea exponiéndose a situaciones traumáticas extremas, sea por medio de un trabajo de transformación de sí que, en ambos casos, rompan las barreras homeostáticas de su identidad. Sólo un yo expuesto al peligro y el cambio puede, en tanto superviviente, afirmarse y capitalizar la transformación. Se trata de un imperativo a la acción, al cambio y a la exposición al peligro.

Para decirlo en términos del filósofo italiano Roberto Esposito (2003) y su lectura biopolítica del presente, podríamos reconocer en esta concepción una radicalización de su hipótesis inmunitaria. Para este autor, nuestra sociedad contemporánea se caracteriza por operar bajo una paradoja similar a las vacunas: para evitar enfermarse hay que inyectarse pequeñas dosis de aquello que tememos, es decir, para conservar la vida hay que, paradójicamente, y en diferentes escalas, matar. Sin embargo, estamos en una radicalización de este paradigma puesto que la dosis de veneno que necesitamos para sobrevivir ya no debe respetar los parámetros homeostáticos. Dicho de otra manera, la vacuna ya no basta para protegernos de la enfermedad, hay que enfermarse para inmunizarse. O bien, en términos de Freud, ya no basta con anticipar el trauma mediante la angustia señal, hay que vivir el trauma para protegerse del trauma. 4. Conclusión

La Psicología Positiva ha radicalizado la subjetividad empresarial propia del neoliberalismo. El empresario de sí ya no puede excusarse ni delegar su responsabilidad ante el superyó neoliberal que le comanda ser feliz. Ya que, por una parte, está en sus manos producirla y, por otra parte, la resiliencia le permite transformar los eventos nefastos que lo amenazan desde el exterior en oportunidades para ser aún más feliz.

Nick Vujicic es un escritor y conferencista Bestseller. Su particularidad es haber nacido sin piernas, ni brazos. En la portada de su libro titulado Un espíritu invencible. El increíble poder de la fe en la acción (VUJICIC, 2012), lo vemos exponer su cuerpo mutilado sobre una tabla de surf.

¿No es esta la representación neoliberal de Cristo? El peso de la cruz, se transformó en una tabla que permite surfear las adversidades con liviandad; las laceraciones del cuerpo, son ahora una oportunidad para crecer y aumentar el capital; el rostro sufriente que otrora nos llamaba al sacrificio, se tornó en una sonrisa que nos comanda seductoramente: "Si yo puedo, ¡tú no tienen escusas!"

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Recebido em: 06 de outubro de 2014
Aceito em: 06 de outubro de 2014

 

 
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